¿Por qué un hindú no
mata a su vaca aunque se esté muriendo de hambre? ¿Por qué los
musulmanes hacen lo propio con los cerdos? ¿Era Jesucristo tan
pacífico como cuenta el Antiguo Testamento? ¿Son las guerras un
simple mecanismo de control de la población?
Estas dudas y muchas más,
que parecen muy ambigüas y difíciles de desentrañar, las resuelve
Marvin Harris en este libro (1975) de lectura más que recomendada. El
antropólogo estadounidense disecciona las culturas con la precisión
de un cirujano y nos adentra en un mundo de conocimiento al que nunca
llegamos en la escuela. Sabemos que la religión hindú tiene a las
vacas endiosadas y que está prohibido comerlas, pero yo mismo y mi
mecanismo nunca hubiéramos llegado a la conclusión de que esto se
debe a que matar una vaca para ellos es pan para hoy y hambre para
mañana. La explicación reside en que para un habitante de la India
es mucho más productiva una vaca viva que muerta: da leche, es un
animal de carga (estamos ante países en vías de desarrollo que no
tienen nuestros modernos arados), puede procrear más vacas, y sus
excrementos son una fuente de abono para el cultivo, material
inflamable para las cocinas, y material aislante para las paredes y
el suelo de las casas.
Al igual que este pequeño
secreto, Harris nos explicará, con la debida documentación, que
antes del Renacimiento se consideraba que la carne de cerdo era una
fuente de contagio de la tuberculosis. Si a esto unimos la dificultad
de criar cochinos en tierras áridas y muy cálidas, encontraremos la
explicación a que los musulmanes tengan prohibido comer carne
porcina.
Estos son sólo dos
ejemplos de desmitificación llevada a cabo por el autor en un libro
de poco más de 200 páginas, con un vocabulario muy ameno y lleno de
ejemplos curiosos y llamativos. Harris se dedicará también a
explicarnos como la brujería de la Edad Media respondía a una
crisis de la Iglesia, y supuso una bomba de humo para desviar la
atención hacia los críticos con ella acusándoles de brujería,
como una forma de deshacerse del enemigo. Al igual que explicará con
casos documentados como las condenadas (mayormente eran mujeres) por
brujería solían ser mujeres mayores y de clase baja. Nunca
aristócratas.
Un libro espectacular que
nos ayuda a comprender un poco más el mundo en el que vivimos y lo
dependientes que somos de nuestra cultura y nuestro entorno. Muy
recomendable para empezar a abrir los ojos y alimentar el espíritu
crítico.
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