El primer artículo que analizaremos en
este blog es el firmado por Rafael Méndez y Álvaro de Cózar y
publicado por el diario El País el pasado 5 de octubre, creando un
gran revuelo en las redes sociales. Llevaba por título “La
decadencia de Madrid” y en un exhaustivo análisis nos mostraba la
cara oculta del Madrid de Ana Botella y sus problemáticas actuales
(disminución de la oferta cultural, cierre de locales autóctonos
y/o emblemáticos, aumento de la pobreza y/o indigencia...).
Es obvio que este artículo dice muchas
verdades acerca de la situación que atraviesa en estos momentos la
capital española, pero es igualmente obvio que tras este artículo
se esconden muchos intereses y que su información es sesgada.
Empezando por la foto. ¿No había otra fotografía más que la de
una joven en medio de una Plaza Mayor convertida en vertedero por los
hooligans del Copenhague?
Madrid ha perdido mucho, pero no sólo
desde que está Ana Botella al frente de la alcaldía, por obra y
gracia del espíritu santo, y sí en las últimas décadas, me
atrevería a afirmar. Sin embargo, desde el inicio de la crisis esta
decadencia de la que nos habla El País se ha ido agrandando. Hace
cinco años, cuando pisé Madrid por primera vez, ir desde mi piso en
el barrio de Tetuán hasta la puerta del Sol costaba un euro.
Tardabas 15 minutos. Ibas sentado y con aire acondicionado. Ahora
cuesta el doble, tardas el triple y vas hacinado como en los trenes
que conducían a Auschwitz. Pero me compré una bicicleta y se acabó
mi problema (para mí, claramente; pobre de aquel que viva en la
periferia). Mi salud física ha mejorado y mis piernas, no veas. Por
no hablar de esos euros que te ahorras. No hay mal que por bien no
venga.
Pero Madrid también tenía muchos
problemas hace cinco años que se han agravado o simplemente se han
mantenido, y parece que lo que El País critica es la falta de
conciertos de grandes estrellas en la ciudad, la falta de un skyline
representativo y el descenso del turismo del alcohol y tapas. Quieren
vender Madrid como un souvenir, y deberían preocuparse del Madrid
para vivir. Deberían criticar también que practicar un deporte en
esta ciudad es casi imposible, una ciudad en la que alquilar un
polideportivo una hora cuesta más de 60 euros, y estar en un equipo
federado de cualquier deporte no baja de los 300 euros anuales, y son
bien escasos (o bienes escasos). Que es mucho más fácil para
cualquier chaval al salir del instituto conseguir una piedra de
hachís que jugar un partido de fútbol.
Al llegar a Madrid afortunadamente
encontré trabajo como monitor de fútbol sala en un instituto
público, dos días a la semana, mediante un programa de la Comunidad
de Madrid (que curiosamente fue cancelado hace quince días, cuando
se apagaron las opciones del Madrid olímpico). Al poco tiempo
conseguí también un trabajo como entrenador en otro equipo,
federado, con chándal y polo oficial. En el primero, en dos horas de
entrenamiento, se juntaban 60 niños de diversas nacionalidades. La
española probablemente empataba con la vietnamita en popularidad,
había sobre todo provenientes de América Latina y los del norte de
África, a parte de los balcánicos. En el segundo equipo había
quince niños, españoles y de clase alta todos ellos, perfectamente
conjuntados y en un polidepotivo de parqué flotante. Ninguno es
estos estudiaba en la pública.
Por otro lado la educación pública en
las universidades se ha ido igualando con la privada, convertida en
un privilegio reservado para las élites, esos pocos afortunados a
los que nuestros padres nos pueden pasar más de un sueldo base al
mes para costearnos un alquiler, vida y sobre todo matrículas que en
casos como el mío (que he de reconocer no soy un estudiante modelo)
cada vez se acercan más a los precios de Oxford. Igual hay que
plantearse una emigración prematura. O esos otros que siguen
viviendo en casa de sus padres y ven, como nosotros los becados (por
mamá y papá me refiero, las del Ministerio pasaron a la mitología),
que estudiar una carrera, aunque sea en Ingeniería Aeronáutica, en
España sólo le servirá para elegir entre ser frutero o pescadero
en el Ahorramás.
Cuando sales a la calle siguen estando
las terrazas llenas, sí que es cierto que las cadenas de comida y
bebida low cost se han hecho con gran parte del mercado, pero
al igual que los comercios chinos se han hecho con el mercado de los
ultramarinos o los kioskos. Efectos de la globalización, creo que se
llama. Han cerrado bares, pero han abierto otros. El rastro se llena
cada fin de semana. Malasaña está a reventar de miércoles a
domingo por las tardes/noches. Quizás ya no vienen Madonna o los
Rolling Stones, pero los que somos de fuera de Madrid sabemos bien
que en Madrid hay oferta cultural para dar y tomar, y si la buscas,
la vas a encontrar. Conferencias gratuítas, coloquios, conciertos,
centros sociales okupados, por no hablar de la música callejera, que
como las bicicletas es de esas cosas buenas que afloran en medio de
una crisis.
Las ayudas a la cultura son nulas, los
festivales tienen que buscarse las habichuelas para subsistir (en
todas partes, ¿qué esperábamos? el PP tiene mayoría absoluta),
los grandes conciertos ya no vienen por el IVA cultural descomunal y
las tasas de la SGAE, pero la cultura (no sé si decir underground)
de Madrid sigue latiendo, Madrid sigue viva y como siempre ha sido
tiene que buscarse el oxígeno para sus múltiples y variopintas
manifestaciones al margen de la res política.
Es una salvajada la cantidad de
ciudadanos sin hogar durmiendo en el Paseo de Rosales, donde el
templo de Debod, una de esas bonitas postales de Madrid que El País
demandaba. Es muy triste empezar a amontonar la basura por las calles
como si fuese un deporte olímpico. Es penoso contarle a la gente de
fuera que ni el presidente de la Comunidad ni la alcaldesa han sido
elegidos por los madrileños, sí. Las privatizaciones y por tanto el
descenso de los servicios sociales han hecho mucho daño a Madrid,
sí, pero no sólo en los últimos dos años. Todo esto no es una
consecuencia de haber perdido los Juegos o haber hecho el ridículo
con cafés con leche. Sin embargo sí que pueden haber sido una
causa.
El Madrid ideal que propone El País
sigue siendo una ciudad neoliberal por excelencia, una ciudad con
grandes conciertos y grandes festivales, pero seguiría sin haber
pistas polideportivas gratuítas, transportes públicos eficientes o
unos buenos servicios sociales. Seguiría habiento manifestaciones
multitudinarias alrededor del Congreso que no serían recogidas por
su periódico, sin embargo sí que hablarían del Vivero de
Iniciativas Ciudadanas; Fulanito que era un funcionario y dejó su
cargo para ser un emprendedor de la bicicleta (obviando movimientos
multitudinarios como Bicicrítica) y otros cuentos.
Posiblemente esta "decadencia de Madrid" tenga que ver con el injusto tratamiento fiscal que recibe la Comunidad. Hace tiempo que Madrid (la comunidad donde menos se nota la crisis, digan lo que digan) está siendo esquilmado para financiar la deuda descomunal e irresponsable de otras Comunidades Autónomas como la andaluza y, en especial, la catalana. El déficit estatal es crónico debido a la estructura autonómica del Estado actual. Tal vez deberíamos demandar una racionalización del gasto a nivel nacional antes de hacer ese ejercicio de "ciudadanía" que es tirar piedras a Madrid (y Valencia también, de vez en cuando), que es donde gobiernan los "malos" a los que nadie quiere, y que tantos años llevan siendo democráticamente elegidos (ha habido varias elecciones después del "Tamayazo", que por otra parte fue algo completamente legal). Y cuando dimite un presidente, ocupa su puesto el vicepresidente, es lo que tiene ser vicepresidente, aquí y en la China Popular, aunque Ignacio González no haya sido directamente elegido.
ResponderEliminarTampoco está de más recordar que en Andalucía (concretamente en Málaga y Almería) también se ha procedido, por ejemplo, a la privatización de la gestión de hospitales, y que los mayores recortes en Sanidad están teniendo lugar en Cataluña (recuérdese el famoso hospital de Viladecans que salió a colación en la pasada gala de los Goya). Por su parte, Madrid sigue contando con la que posiblemente sea la mejor red de transportes y de cercanías de todo el sur de Europa (y de las más baratas, por cierto), y con unas infraestructuras envidiables, a pesar del prolongado maltrato financiero al que está siendo sometido. Por cierto, me hace mucha gracia lo que está de moda llamar subida del "IVA cultural". Que yo sepa, los libros siguen estando al tipo superreducido del 4%, y la asociación a las bibliotecas públicas, al tipo reducido del 10%. Los "conciertos" que tanto demanda cierto sector de la sociedad española y el cine es discutible que caigan dentro del concepto de "cultural". Aunque esto último es solo una opinión.
Mi querido letrado, ya que me mencionas Andalucía, hablemos de este tipo que se ha convertido en mi nuevo ídolo gaditano por delante de José Manuel Pinto http://www.youtube.com/watch?v=DSdWZTAigMw
ResponderEliminarJajajajaja me ha encantado.
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